Nuestra experiencia con el Parque Nacional de Bach Ma comenzó un día antes, en nuestro hotel en la ciudad de Hue. A la vuelta de la cena por el centro de la ciudad encontramos un misterioso mensaje de Quý, nuestro guía. En él nos reiteraba que al día siguiente íbamos a ir a una zona de trekking, un bosque ‘muy original’ con «pinchos que pican», por lo que debíamos ir de manga y pata larga y con calzado adecuado.

A la mañana, a la hora acordada, pusimos rumbo en coche al Parque Nacional de Bach Ma. El trayecto en coche privado no duró más de una hora y, casi sin darnos cuenta, nos encontramos en el centro de interpretación que da acceso al parque.

Allí nos explicaron que el Parque Nacional de Bach Ma es una de las reservas naturales más grandes de Vietnam, con la peculiaridad de que casi no se puede observar la mano humana en su interior.

Esto ha tenido una repercusión directa en la flora y la fauna del parque, donde se puede contemplar la naturaleza en estado puro y disfrutar, si hay suerte, de algunas especies de plantas, flores y animales en peligro de extinción.

Nuestro guía nos indicó que subiríamos hasta un mirador situado en el punto más alto del centro del país y que, desde allí, descenderíamos por una de las rutas más famosas del parque, la de los 5 lagos, hasta llegar a una impresionante cascada que sería el punto y final a nuestra ruta.

Un mirador para tocar el cielo

Dentro del parque tuvimos que montarnos en el vehículo de un conductor habilitado para trasladar a los senderistas por las complicadas carreteras del lugar. Tras un buen rato subiendo, llegamos a la zona del mirador.

Se trata de uno de los puntos más altos de esa zona del país, con una altura de 1400 metros. Este pico se llama Vong Hai Dai y acoge un mirador bellísimo donde el parque se abre ante los ojos del viajero. El día que fuimos nosotros no llovía y las nubes estaban muy bajas. La sensación era de estar tocando el cielo con las manos.

La ruta de los cinco lagos

Desde el mirador nos dirigimos al Ngu Ho, un valle en el que un sendero inicia la ruta de los cinco lagos. La idea inicial era caminar unos 3 o 4 kilómetros rodeados de flora y fauna en una ruta de trekking bastante relajada.

¡Nada más lejos de la realidad! Conforme íbamos pasando lagos, el camino se hacía más agreste, la presencia humana disminuía y la luz del sol se colaba con más dificultad entre las copas de los árboles.

Llegamos a estar completamente solos y pasando por caminos muy estrechos y complicados. Tuvimos que subir y bajar escalas, saltar riachuelos entre piedras e incluso cruzar pequeños desfiladeros con desniveles de algunos metros… una experiencia no apta para cualquier persona.

Sin embargo, la hermosura del paisaje y la sensación de estar dentro de una ‘pista americana’ nos animaron a seguir, pese al cansancio y a las inseguridades, hasta el final del camino.

La cascada Do Quyen y el ‘castigo’ de las escaleras

El final de fiestas en el Parque Nacional de Bach Ma era la cascada Do Quyen. Se trata de una de las cascadas más altas del país, con más de 300 metros de agua en caída libre. Desde arriba impresiona. Pero hemos de admitir que las vistas son bastante flojas en relación con lo visto anteriormente.

En nuestro itinerario, los amigos de Rutas Vietnam nos recomendaban bajar los «600 escalones» que hay junto al curso del agua para llegar a la zona inferior. Allí se podría disfrutar de toda la cascada en su mayor esplendor.

No nos lo pensamos dos veces y emprendimos la bajada. Y fue larga, compleja y desesperante, pero al llegar abajo gozamos de la recompensa. Las vistas son ciertamente más impresionantes y ver cómo el agua cae sin control sobre las piedras es una auténtica pasada.

El problema –y uno de los momentos que más recordamos del viaje– vino al subir. Los 670 y pico escalones que habíamos bajado eran la única salida del lugar… Tardamos casi dos horas en subir, con todo el agotamiento acumulado. Además, nuestro querido Qúy sufrió un leve desvanecimiento por el cansancio y la falta de agua y comida.

Por fin pudimos regresar al coche con la sensación de haber derrotado al Parque… Pero todavía nos esperaba una ‘sorpresa’.

La flora y la fauna de Bach Ma

Una vez sentados en el coche Qúy nos reconoció que esta no era una excursión muy habitual –por eso está en nuestra lista de destinos alternativos en Vietnam–, porque la caminata es bastante dura y, además, porque en el parque hay distintas especies animales peligrosas.

Desde el coche pudimos ver una serpiente que era una cobra, según el conductor. Además de ello, se sabe que en el Parque Nacional de Bach Ma hay otros tipos de animales como las sanguijuelas de tierra –¡Los pinchos que pican de los que nos advertía el guía!– u otras especies como el Saola, un mamífero de largos cuernos.

Afortunadamente, salvo la mirada fugaz a la serpiente, no vimos más animales en nuestra excursión, pero nos parece interesante comentarlo por si, como en nuestro caso, en tu grupo de viaje hay alguna persona con bastante miedo a este tipo de ‘bichos’.

Con todo, valoramos nuestra visita al Parque Nacional de Bach Ma como uno de los grandes momentos de nuestra ruta por Vietnam. Sin duda, es de las experiencias que más anécdotas y buenos momentos nos ha dado… Y casi me atrevería a afirmar que volveríamos si tuviéramos la oportunidad de regresar a esta zona del país asiático. Por cierto, Civitatis cuenta con excursiones a Bach Ma desde Hue, por si estás por esa zona y no quieres perderte la aventura.