Una de las visitas más interesantes que hacer desde Hoi An, en Vietnam, es la excursión a las ruinas de My Son. Se trata de un yacimiento que se sitúa apenas a una hora de la ciudad de los farolillos. Y que hace que el visitante viaje al pasado de la región y de la religión hindú.
My Son es un entramado de templos hindúes que fueron construidos por la civilización Champa a lo largo de diez siglos. De las construcciones conservadas, las primeras datan del siglo IV, y las últimas de XIV. Esto demuestra la importancia espiritual de este valle, elegido como una de las zonas de poder religioso más relevantes del territorio durante esos siglos.
Lamentablemente los conflictos bélicos que vivió la población de Vietnam durante el siglo XX han hecho que los templos de My Son se encuentren muy deteriorados. De hecho, de los 70 templos levantados durante más de diez siglos, hoy tan solo se pueden unas pocas construcciones medio derruidas.
El complejo de My Son fue catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1999. Desde entonces, se ha trabajado por conservar los restos que quedan en pie. Así como rehabilitar algunas partes de ellos, un trabajo complejo y con unos resultados más que cuestionables, debido a la complejidad de la arquitectura Champa.
Los Champa: una civilización histórica
Con una mínima presencia en la actualidad tanto en Vietnam como en Camboya, los cham fueron una de las civilizaciones más importantes de la zona durante los primeros diez siglos de nuestra era.
Provenientes de la India, este pueblo navegante y aristocrático se asentó en esta zona del centro de Vietnam. Excelentes comerciantes, los miembros del reino de Champa hicieron prosperar la región. Y allí crearon estos templos, para venerar a sus dioses.
A partir del año 1000, las presiones de otros pueblos asentados en la zona hicieron que las fuerzas de Champa mermaran, hasta su desaparición como reinado en el siglo XIV. Actualmente, algunas tribus del país asiático todavía cuentan con población descendiente de esta civilización histórica.

El santuario de My Son
My Son es un espacio eminentemente dedicado a Shiva. Este dios hindú, conocido como el destructor, está muy vinculado con la generación de la nueva vida, la meditación y la familia.
Además de Shiva, otros dioses están presentes en My Son. A lo largo del recorrido se pueden ver representaciones de Brahma o Vishnu. Esto demuestra la importancia de los templos, donde los reyes Champa realizaban ceremonias religiosas de gran calado para la población.
En la actualidad, la visita al yacimiento está divida en distintos grupos de construcciones. Así, el mapa de My Son se divido en pequeños cúmulos de templos que se han nombrado de la letra A a la G.
Como hemos señalado, ya no queda mucho en pie, pero la atmósfera que se vive en My Son es absolutamente única: desde que se pone un pie en los primeros templos se entiende que se está pisando tierra sagrada. Y eso que nosotros fuimos un día que era festivo en Vietnam y la afluencia de gente era total –fue uno de los espacios más concurridos de toda nuestra ruta de 13 días por Vietnam–.
Primeros pasos en My Son

Llegamos a My Son a primera hora de la mañana. Tras entrar en el complejo, con un pase de 150.000 dongs por persona (unos 6 euros), nos montamos en unos pequeños trenes eléctricos que recorren un camino de unos 5 minutos hasta lo más profundo del valle.
Allí está la oportunidad de ver un breve espectáculo de bailes propios de la cultura Champa. Es interesante, aunque se puede hacer un poco largo. Si volviéramos, nosotros veríamos un rato de los bailes y luego nos dirigiríamos al yacimiento. Para, así, verlo con menos gente mientras el resto de visitantes está en el pequeño teatro donde se hace el espectáculo.
Los espectáculos se realizan en horarios fijos, en concreto. Son cuatro a lo largo del día y tienen lugar a las 9.15, a las 10.45, a las 14 y a las 15.30. Al parecer, también se hacen espectáculos entre las propias construcciones, pero nosotros no llegamos para disfrutar de ello. El yacimiento está abierto de 6 de la mañana a 17 horas.
Los templos de My Son
Muy cerca de la zona de baile se encuentran las construcciones religiosas, divididas en esos siete grupos que se señalan desde el punto de vista arqueológico. No queda nada del grupo A, destruido por los estadounidenses durante la Guerra de Vietnam. Una pena, porque nuestro guía nos mostró algunas reconstrucciones en imágenes y los templos eran una absoluta maravilla.
Son los grupos B y C los que mejor se conservan. En ellos se pueden ver las características de estas construcciones, cuyos ladrillos están pegados de una manera que se desconoce. Y que forman estructuras cónicas que se observan mejor desde el interior.
El exterior es absolutamente deslumbrante: grandes y repujadas fachadas conviven con una naturaleza salvaje, otorgando al espacio un ambiente místico.
En el grupo D existen pequeñas galerías con objetos recogidos durante las excavaciones. Se pueden observar figuras de Shiva, así como otros vestigios del pasado.
Por último, un poco más alejados se encuentran los grupos E, F y G, que muestran algunas otras construcciones. Sobre estas se han llevado a cabo trabajos de restauración que, en nuestra opinión, no terminan de encajar con el resto del complejo. Afortunadamente, es solo una pequeña parte y no enturbia el resto del yacimiento.
Llegar a My Son desde Hoi An
Nosotros llevábamos esta excursión a My Son dentro de nuestro planing de Rutas Vietnam. Sin embargo, hablamos con turistas que viajaron en moto desde Hoi An y, también, con gente que había contratado una excursión directamente en la ciudad. Por otro lado, Civitatis cuenta con la posibilidad de reservarla por Internet.
Para nosotros, hacer esta visita con guía es interesante porque es la mejor forma de ver los detalles más importantes de las construcciones, así como comprender el contexto histórico del yacimiento.
