Por sus dimensiones, Bélgica es uno de los países de Europa que mejores conexiones de transporte público ofrecen. El tren es una de las fórmulas más utilizadas tanto por los habitantes como por los turistas. La otra opción, a la hora de plantear un recorrido por varias ciudades del país, es el coche. En nuestro viaje por el país probamos ambas opciones y tenemos claro cuál sería nuestra decisión en el caso de volver: ¿recorrer Bélgica en coche o tren?
El presupuesto
Obviamente el dinero es clave a la hora de decidirse entre el coche o el tren. En nuestro caso, viajábamos cinco personas, así que el coche se convirtió en la opción más accesible.
El alquiler rondó los 250 euros para cinco días y debido a las dimensiones de Bélgica no gastamos siquiera un depósito, así que el total fue de unos 300 euros. A esto debemos sumar el uso de algunos parkings en las grandes ciudades, lo que elevó la cifra a unos 350 euros.
En cuanto al tren, es cierto que en verano existen muchos bonos y descuentos. Por ejemplo, nosotros usamos el de jóvenes y, por otro lado, una promoción que permitía a dos personas viajar por el precio de una. Así, cada trayecto salía por menos de 10 euros. Se pueden ver todas las que haya en este momento en la web oficial de SNCB, la compañía ferroviaria del país.
Si la idea es tomar el tren varias veces al día o desplazarse mucho por Bélgica, creemos que gana enteros la opción del coche, sobre todo si, como en nuestro caso, son varias personas a repartir gastos.
En el caso de haber ido solo los dos, como de costumbre, tal vez la opción del tren habría sido la elegida, teniendo en cuenta el gasto total estimado en cada una de las opciones si no las hubiésemos combinado.
La comodidad
Viajar en tren es infinitamente más cómodo. En Bélgica la opción de coger uno para llegar desde Bruselas a Gante, a Brujas o a Malinas es absolutamente asequible en cuanto a horarios: pasan trenes cada muy poco tiempo y durante casi todo el día.
Organizándose bien, se puede estar en cualquier cuidad a primera hora de la mañana y regresar al hotel en el último tren, para aprovechar totalmente la jornada. Además, los trayectos son cortos y permiten leer, planear dónde se va a comer, etc. Además, la persona que conduce se libra de hacerlo.
Por otro lado, cabe destacar que conducir en Bélgica no es demasiado incómodo: amplias autovías de varios carriles, coches relativamente respetuosos… para nosotros fue una experiencia bastante positiva, aun siendo la primera vez que cogíamos un coche fuera de nuestras fronteras.
Eso sí: entrar a las ciudades, especialmente a Bruselas, puede ser un absoluto caos si se llega a las horas puntas. En ese caso, lo mejor es prepararse para retenciones inesperadas y largas.
Precisamente por esto, nosotros elegimos el tren para la jornada que dedicamos a Bruselas. El resto de los días, no tuvimos demasiados problemas, más allá de algún episodio de tráfico lento y dificultad para aparcar en Gante.
La accesibilidad

En este punto sí que gana el coche por goleada: accesibilidad e independencia. Gracias a ir en coche pudimos visitar algunos sitios a los que no habríamos llegado fácilmente en transporte público.
La abadía de Villers la Ville, el Fort Brendonk, el campo de batalla de Waterloo… Todas estas fueron excursiones para las que utilizamos el coche hasta llegar a la misma puerta de los centros de interés que íbamos buscando.
También pudimos ser mucho más flexibles con los horarios, algo que en el tren no nos habría resultado posible.
Nuestra valoración final
Un viaje combinado, como el nuestro, nos parece la mejor opción a la hora de responder a la pregunta: ¿recorrer Bélgica en coche o tren?
Bajo nuestro punto de vista, tener el ‘centro de operaciones’, es decir, el hotel o el apartamento, en un pueblo muy cerca de Gante fue un acierto para situarnos a tiro de piedra de cualquier sitio al que quisiéramos ir.
De esta manera, evitaríamos Bruselas con coche, sobre todo si el objetivo es entrar al centro de la ciudad, y utilizaríamos el coche para el resto de excursiones.