La ciudad de Cartagena, en la provincia de Murcia, es uno de los rincones arqueológicos más impresionantes de nuestro patrimonio nacional. Cartagena fue fundada en el siglo III antes de Cristo por Asdrúbal el cartaginés. Allí comenzó una historia de poder que convirtió este puerto marítimo en uno de los puntos más importantes de la época romana.
De esta época de esplendor data el Teatro Romano de Cartagena, piedra preciosa de la ciudad y atractivo turístico absoluto de la costa de Murcia.
Según explican dos investigadores de la Universidad de Murcia, Sebastián Ramallo y Elena Ruiz, “el teatro romano de Cartagena es un teatro de época romana. Fue construido entre los años 5 a. C. y 1 a.C en la ciudad de Carthago Nova, actual Cartagena. Tenía capacidad para unos 7.000 espectadores, y estuvo en uso hasta el siglo III, a partir del cual se superpusieron varias edificaciones. Fue descubierto en 1988 (…)y sus monumentales restos han venido a certificar el importante papel que desempeñó en la historia de la Hispania antigua.
Desde su descubrimiento, la ciudad ha puesto todo para convertirlo en una de las visitas relacionadas con la época romana más emocionantes de España. A la altura de Mérida o Hispalis, en Sevilla.
El museo del teatro romano
Dentro del proyecto de recuperación del teatro romano tiene una parte importante el museo, que acoge tanto piezas arqueológicas halladas en las excavaciones. Además, utiliza material de carácter didáctico para comprender la importancia de la construcción para la sociedad romana de la época.

Lo más impresionante del museo es la concepción de visita que plantea. La visita comienza por salas dedicadas a piezas relacionadas con el teatro y la vida social de los siglos anteriores al nacimiento de Cristo. Columnas, esculturas y otros materiales llenan los ojos hasta llegar a la última planta del museo, que permite acceder por un pasadizo al propio monumento. La conexión del Museo con el monumento se realiza a través de un corredor subterráneo bajo la iglesia de Santa María. En su recorrido conocemos la evolución del templo mediante la visión de sus cimentaciones, que van desde el siglo XIII hasta el XIX.
Es una sensación tan extraña como mágica: el propio teatro es una pieza del museo y el visitante accede a él casi sin darse cuenta. De pronto se está de cara ante la maravillosa construcción milenaria.
Y pasear por él, sentarse en los lugares donde cientos de miles de personas disfrutaron de obras de teatro clásicos. Sentir en él comedias y tragedias que hablaban de vida, dioses y muerte y que han llegado hasta hoy.
Nuestra visita: un día feliz entre las ruinas del Imperio
Lo cierto es que de nuestras visitas a la Región de Murcia, el paso por Cartagena y su Teatro Romano es una de las que más y mejor recordamos. Sentimos unas emociones muy especiales en esa construcción que tantos y tantos años ha estado oculta al mundo y que en la década de los ochenta fue redescubierta para nuestros ojos.
Siempre es especial el momento en que se visitan monumentos arqueológicos con tantos años y que tanta vida albergaron. Hay en ellos una especie de rumor antiguo, el ruido en ecos de las gentes del pasado, una historia que es nuestra propia historia.
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