El brunch es una mezcla de las palabras inglesas breakfast y lunch (es decir, desayuno y comida) y consiste exactamente en una mezcla de ambos conceptos. En un horario que en España queda entre nuestro desayuno y nuestra comida, tomar un brunch supone ir escalando distintos tipos de platos y bebidas –con o sin alcohol- que van desde sabores dulces a salados.
Parece una locura. Quiero decir, si ya podemos desayunar y comer, ¿por qué inventar una mezcla de ambas? Pues debo decir que es un concepto que tiene su encanto y es que permite pasar toda una mañana en buena compañía dentro de un restaurante. Te van trayendo distintos tipos de platos, muy bien ordenados y espaciados, de modo que no te aburres de comer y puedes probar un montón de estilos distintos.
Desarrollemos ambas ideas. En primer lugar, alargar el tiempo en buena compañía. Cuando quedas con alguien para desayunar, tomar un café o incluso comer, al cabo de una hora se ha terminado la comida pero te apetecería quedarte allí mucho más tiempo. El brunch permite sentarte a desayunar, continuar con una aperitivo, alargar con la comida y terminar con el postre (o incluso un cóctel), de manera dinámica y divertida.
En segundo lugar, y no menos importante, cuando vamos a un restaurante a veces no sabemos por qué decantarnos, sobre todo a horas un poco entre comidas. Tal vez los dulces tienen muy buena pinta pero te apetece más una cerveza que un café… En fin, el brunch es la solución para hacer un recorrido por toda la carta. Empezamos con un café y una tostada, seguimos con zumos, salados, postres… ¡un poco de todo y todo a la vez!
¿Por qué es buena idea durante un viaje?
Pues muy sencillo. Cuando viajamos solemos levantarnos muy temprano, desayunamos cualquier cosa rápido y salimos a la calle para aprovechar el tiempo desde primera hora de la mañana. Patear la ciudad, visitar museos y galerías… cuando llevamos unas horas tenemos hambre y estamos cansados, ¡y puede que sean sólo las 11 o las 12h de la mañana!
Es cierto que podemos tomar un café rápido –o una cerveza, de nuevo esa dicotomía- descansar un rato y seguir visitando cosas, pero fuera de España, la comida se suele adelantar a las 13h aproximadamente y puedes tener problemas para encontrar sitios para comer más tarde. Por eso el brunch es una idea estupenda para los que venimos de España. A eso de las 11h te sientas y disfrutas de un desayuno-aperitivo-comida, descansas un buen rato, te alimentas bien y ya tienes energía y ganas para salir de nuevo a visitar la ciudad antes que cierren los edificios (generalmente sobre las 17 o 18h).
Ejemplos de restaurantes que sirven brunch
Hoy en día es una moda muy extendida y podemos encontrar lugares que sirven brunch en casi todas las ciudades. El último brunch en España que nosotros hemos probado es el brunch de La Clandestina, en Zaragoza. Y os lo vamos a desmigar un poco:

-Para empezar un té o un café acompañado de tostadas.
-Seguimos con un zumo y varias piezas de fruta en almíbar así con yogurt con avena caramelizada.
-Una copa de champán, que decidimos tomar en la terraza del local.
-Como plato principal elegimos el “chancho viajero”: un bocadillo de panceta de cerdo acompañado de encurtidos.
-Para el postre pedimos un trozo de cada tarta para compartirlos y probarlos todos porque tenían una pinta estupenda: tarta de manzana, bizcocho de naranja, tarta de chocolate… simplemente deliciosas.
-Finalmente, te dan la opción de completar el brunch con un cóctel de su carta. ¡Yo soy incapaz de resistirme a una buena piña colada!
Todo esto por un precio de 17 euros (sin incluir el cóctel). Estuvimos allí unas dos horas y media, todos los platos buenísimos y los traen en el momento justo, como si adivinasen cuándo vas a querer más. Pasamos un rato delicioso –valga el juego de palabras- y salimos de allí listos para seguir recorriendo la ciudad hasta la noche.