Si hay un viaje que está siempre en nuestros recuerdos fue el que hicimos hace varios años ya a Estambul. Es una ciudad imprescindible en nuestro álbum de fotos y sobre la que hablamos de volver una y otra vez. Nos sentimos muy felices en ese punto inconcreto entre Asia y Europa y eso nos movió a volver a conocer Turquía en profundidad.
Estambul tiene algo especial. En primer lugar, esa mezcla de culturas y sabores del mundo musulmán y una ciudad contemporánea europea. Esto hace que sea posible pasear por el gran bazar como si de un viaje al pasado se tratase y, a la vez, sentarse en un lujoso restaurante a probar lo mejor de la comida turca.
Pero hay más: Estambul es una ciudad imprescindible por sus monumentos, por su historia, por la belleza de sus mezquitas, por estar asentada en pleno Cuerno de Oro… Nosotros tenemos claro cuáles son nuestros rincones favoritos de la ciudad, que en ocasiones no tienen nada que ver con los lugares turísticos. Si estás pensando en ir o ya tienes programada tu primera visita, hemos preparado una lista de los lugares que nadie se puede perder:
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La mezquita azul: un lugar donde orar
¡Qué lugar tan impresionante! Su nombre real es mezquita del Sultán Ahmed, pero todo el mundo la conoce como la mezquita azul porque este es el tono predominante en su interior. Fue construida a principios del siglo XVII y poco tiene que envidiar a las mejores catedrales de la vieja Europa. En su interior caben hasta 10.000 fieles y bajo sus techos se respira una paz absolutamente conmovedora.

Se cuenta que el arquitecto, Mehmet Paşa, solicitó al sultán tanta cantidad de mármol y piedra que agotó las existencias del país para otras construcciones. Afortunadamente, el sultán le hizo caso, porque la mezquita azul es hoy, más de 400 años después, uno de los lugares más bellos del mundo.
Su interior está compuesto por más de 20.000 azulejos de cerámica hechos a mano con motivos florales y frutales. Sorprende ver cómo los turistas se mezclan con los devotos que acuden a realizar sus oraciones en el templo. Un verdadero regalo que nos dio Estambul en nuestro primer día allí.
Hagia Sophia: belleza ortodoxa
Muy cerca, a tan solo unos metros de la Mezquita Azul, los visitantes pueden encontrar Hagia Sophia. Es una antiquísima basílica ortodoxa que también ha sido mezquita y que hoy en día es tan solo un centro museístico de los más importatantes de la ciudad.

Se comenzó a construir en el años 532 después de cristo y durante más de mil años sirvió como templo ortodoxo. Desde 1453, tras la conquista de los otomanos, se convirtió en una mezquita activa hasta 1931.
Lo más sorprendente de Hagia Sophia es la magnificencia de su edificio. Desde fuera ya impresiona, pero cruzar sus umbrales es darse de bruces con el poder del hombre. Sus techos infinitos, su enorme cúpula y otros detalles la convirtieron en la catedral más grande del mundo durante un milenio.
Su interior bien merece una visita, puesto que es un ejemplo muy claro de la convivencia de culturas y las mezclas que se pueden ver todavía hoy en día en la ciudad.
El palacio Topkapi: centro de poder
Hoy convertido en un museo, el palacio Topkapi fue el centro de las operaciones del gobierno otomano durante 400 años. Muy cerquita del Bósforo, el río que parte en dos la ciudad, este palacio cuenta con varias naves que necesitan de varias horas para su visita.
Patios y jardines conviven con los edificios dentro de un complejo rodeado por una muralla en lo que hoy es un museo de la época imperial.

La visita pasa por las distintas y bellísimas puertas y patios, por los establos reales y las impresionantes cocinas, etc. Destacamos la gran colección de armas, muy llamativas y curiosas, entre las que nos perdimos un buen rato.
Por último, la joya de la corona. Y nunca mejor dicho: el tesoro real que guarda el museo es uno de los más impresionantes del mundo y cuenta con piezas que cuesta creer que de verdad sean piedras preciosas. Más de una (guiño) salió de allí queriendo ir a una joyería de inmediato. ¡Casi nos arruinamos!
La cisterna: espacio mágico
Nunca habríamos pensado que un lugar que servía como depósito de agua para la ciudad nos podría sorprender. ¡Qué equivocados estábamos! Entrar en la cisterna es como hacerlo en una catedral. La humedad, el goteo constante, la luz tenue… todo ello contribuye a crear un escenario bellísimo y uno de los paseos más irrepetibles de nuestra vida. Sin lugar a dudas, la cisterna fue lo que nos hizo confirmar que Estambul es una ciudad imprescindible en el mapamundi de cualquier viajero.

Entre las 336 columnas de mármol que sostienen la construcción hay dos que están realizadas sobre la cabeza de una Gorgona, dicen que encontrarla da suerte. ¡Manos a la obra!
El Gran Bazar
Por supuesto, ninguna visita a Estambul está completa sin pasar por el gran bazar. Especias, teteras y otros objetos típicos conviven con ropa deportiva y cientos de cachivaches inútiles que apetece comprar.

La visita al gran bazar es un verdadero acontecimiento: comprar -con regateo incluido- tomar un té o simplemente pasear por el entramado de callejuelas es verdaderamente atractivo.
Los registros indican que hay un total de 4.000 tiendas en las que es posible encontrar casi de todo. Prueba de ello es que el casi medio millón de visitantes que pasa cada día por sus 58 calles salen, siempre, con algo entre las manos.
El edificio data del siglo XV y todavía hoy es posible ver cómo está organizado por gremios.
La visita al Gran Bazar -y también al bazar de las especias- es una de las grandes experiencias que nos brinda una ciudad imprescindible como Estambul. Hay que perderle el miedo al regateo y comprender el ‘juego’ que supone para ellos. Querrás repetir una y otra vez.
La Torre de Gálata: dominar el horizonte

La Torre de gálata es otro de los puntos turísticos más concurridos del ‘Estambul imprescindible’. Fue construida por los bizantinos y tiene una altura de casi setenta metros. Lo mejor de esta torre es que ofrece una de las mejores panorámicas de la ciudad. Y se puede disfrutar tomando un café o incluso disfrutando de una comida en los restaurantes de su interior.
De nuestra visita a Gálata tenemos algunas de las mejores fotos del perfil de Estambul, una ciudad imprescindible a la que volver una, y otra y otra vez.
Si no te hemos convencido con todas estas maravillas, deja que te contemos nuestra experiencia con uno de los mejores restaurantes que probamos en Estambul o lo bien que lo pasamos en un Hammam nada turístico del que salimos como nuevos. También puedes dejarte llevar con este Free Tour por la ciudad de Estambul.