Adoramos la comida mexicana. Sobre todo, si está tan bien preparada como en Habanero, un coqueto local de Valladolid que está enfocado en el plato más popular de la comida callejera del país latino: los tacos. Habanero es una taquería que descubrimos en una de nuestras primeras visitas a Valladolid: disfrutamos tanto de su corta, pero cuidada carta, que hemos regresado en varias ocasiones. Te contamos cómo se come y qué pedir en este maravilloso local.

El restaurante Habanero: un tesoro de Valladolid

Situado en el número 4 de la calle Duque de Lerma, Habanero cuenta con una pequeña terraza de mesas altas –algo muy popular, no sabemos por qué, en Valladolid– y un salón minúsculo, pero adorable, con apenas media docena de mesas situadas a escasos centímetros de una cocina a la vista que abre el apetito constantemente.

Uno de los puntos de interés de Habanero es su clara apuesta por la calidad: desde las tortillas, que están realizadas por ellos, hasta las salsas, todo lo que sale de su carta tiene ese toque cuidado que demuestra que sienten pasión por la cocina.

Precisamente por ello, la carta es bastante escueta: un guacamole, apenas media docena de tacos, dos tipos de quesadillas y un capítulo de postres. Todo un despliegue de la mejor cocina casera al que se suman propuestas fuera de carta que van variando con el mercado.

La primera vez que fuimos, de manera improvisada, disfrutamos de un aperitivo que se convirtió en comida en su terraza. Después de la sorpresa, nos prometimos regresar a probar más propuestas de su carta y así lo hicimos.

Un repaso a la carta de Habanero

Al llegar al local te recibe un servicio de sala atento y muy eficiente. Lo primero que hacen es ofrecerte algunas de las referencias de cervezas de importación y recomendarte probar el salbut criollo, una pequeña tapa con la que ganaron el primer premio en el concurso nacional de pinchos de Valladolid.

Ya llamativo por su presentación, este bocado, que aúna las dos culturas, esta infladita de maíz rellena de cerdo marinado con mayonesa de chile y algunos aderezos más es, francamente, un motivo más que suficiente para acudir a Habanero a tomar una cerveza. En sala lo presentan con una hoja de palma que queman, para transportar al comensal a la tierra de la que nace.

Como entrante, tomamos el guacamole con totopos. Muy rico y abundante –aunque a nosotros nos gusta un poco más subido de picante–, vuelve a llamar la atención por los totopos caseros, algo que en una carta con un ticket medio que no supera los 20 euros por persona, nos sorprendió.

Tacos y quesadillas

Los tacos son los reyes de la carta de Habanero. Cuentan con cuatro tacos tradicionales y dos propuestas más especiales. Los precios oscilan entre los 6 y los 8,5 euros y cada ración incluye dos tacos.

Hemos probado los de costilla de cerdo en adobo de chile morita, que nos parecieron muy ricos, y los suadero. Aquí tengo que hacer un apunte especial: ¡Qué ricos! La carne de ternera confitada de este taco se deshace y está tan tierna y sabrosa que seguramente comería uno de estos tacos todos los días.

En ambas ocasiones los hemos acompañado con las salsas caseras de Habanero. Lo mejor es dejarse asesorar por los camareros, que tendrán en cuenta tu gusto por el picante.

Algo más discretas –pero nada reprochables– han sido para nosotros las quesadillas. Tomamos la de cochinita y están muy ricas, aunque, sin duda, nosotros te recomendamos ir a por tacos y, si algo te llama la atención, probar algunas de las propuestas fuera de carta.

Los platos del día de Habanero

Todos con un toque mexicano, los platos del día son tanto salados como dulces y permiten ampliar el catálogo de sabores que te puedes encontrar en Habanero. Nosotros optamos por añadir un plato central, casi a modo de aperitivo: unas alcachofas con polvo de torta quemado y panceta en una salsa que estaba para pedir pan y seguir mojando.

También aprovechamos para probar una panacota con toques cítricos que nos pareció fresca, original y divertida.

Esto es todo lo que tomamos en nuestras dos visitas a Habanero, un local que prometemos visitar de nuevo y que, junto a Crisol, se ha convertido en uno de nuestros locales favoritos de la ciudad en cuanto a propuestas informales se refiere.