A baiúca, el rincón secreto de los fados

A baiúca, el rincón secreto de los fados

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La última vez que visitamos Portugal y estuvimos en Lisboa no quisimos perdernos un espectáculo de fados. Este tradicional canto que se hermana con el flamenco andaluz también nació en calles y tabernas. Por eso nos recomendaron visitar uno de los locales más antiguos y genuinos de Lisboa para disfrutar de la esencia mágica de estos sones: A Baiúca

El fado: una música llena de saudade

El alma de Portugal cautivada en los pocos minutos de una canción. Eso es el fado: cantos que son lamentos llenos de saudade, una palabra que define el sentimiento de nostalgia por algo que no se ha vivido.

Se trata de canciones cortas que se interpretan por voces dulces o rotas, más o menos profesionales, pero con un denominador común. Todas ellas son capaces de transmitir una sensación de tristeza hueca, de dolor desconocido.

Tan solo un chal, una guitarra y una voz son suficientes para convertir cualquier velada en un espectáculo emocionante. Es un evento lleno de vibraciones de hermandad y conjuro. Así sucedió en nuestra visita A baiúca, una taberna que se ha quedado en nuestros recuerdos para siempre.

A baiúca, donde surge la magia del fado

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Javi, un guía que nos enseñó los lugares más interesantes de Lisboa, nos recomendó un local pequeño, lleno de encanto, para disfrutar de una noche de fados. Ese local se llamaba A baiúca, una popular taberna situada en pleno barrio de Alfama, uno de los más auténticos de la ciudad. Conocer todos los rincones de ese barrio es posible con tours como este.

Con una historia centenaria, A baiúca no ha perdido la esencia de lugar real en el que los portugueses acudían a escuchar este lamento triste en forma de canción. Es cierto que hoy en día la mayor parte del público somos turistas, pero con todo ello el local no es un cartón piedra preparado para guiris: allí se puede sentir la esencia real del fado.

El restaurante es un pequeño local antiguo en el que los comensales comparten mesa y bancada. Esto, lejos de ser un inconveniente, contribuye a crear un ambiente ideal para disfrutar de la música, la comida y el momento.

Y es que en cuanto suenan los primeros acordes del chal y la guitarra el lugar parece transportarse a un espacio sin espacio y a un tiempo sin tiempo. De repente, el visitante olvida los relojes, los teléfonos, las cámaras de fotos… solo quiere concentrarse en disfrutar de las aguardentosas y dulces voces que se alternan para interpretar clásicos del fado.

Una de las cosas más especiales de A baiúca es que nada de lo que ocurre dentro es previsible. De pronto cantan las cocineras. Ahora es una anciana y desdentada vecina la que gorjea esos cantos tristes que calientan el corazón. Después es el turno de una elegante dama con voz de ángel o de misterio.

Y así pasan las horas, entre algunos manjares típicos de la gastronomía portuguesa, el vino y la música. Porque A Baiúca cierra sus puertas ya entrada la noche, y es delicioso dejarse llevar por esos brazos musicales que arrullan, que hacen que el viaje, solo por eso, haya merecido la pena. 

Consejos importantes

Como en todos los lugares que se han convertido en un reclamo turístico, en A baiúca hay que tener en cuenta algunas cosas. De ese modo nos prepararemos para evitar llevarnos sorpresas desagradables.

En primer lugar, es necesario reservar. Se puede hacer por teléfono y conviene ser previsores: no siempre tiene sitio para ese mismo día. Nosotros tuvimos que reservar para la noche siguiente y el local estaba ya casi repleto con nuestros asientos.

Por otro lado, y esto es algo extensible a casi todos los locales de Lisboa, es mejor declinar el aperitivo.  Resulta que estos primeros platos que ponen ‘voluntariamente’ mientras esperas los cobran y al estar fuera de carta a veces pueden tener un precio elevado.

Este local tiene un consumo mínimo de aproximadamente 25 euros por persona cada velada. Es un coste que merece la pena asumir por disfrutar de lo que ocurre tras las puertas de A Baiúca.

Daniel.R.V

Daniel.R.V

Concibo el viaje como una forma de entender mejor el mundo. Me apasiona
la cultura árabe y siempre estoy dispuesto a hacer las maletas para
viajar a cualquier destino... siempre que se coma bien. Porque descubrir
restaurantes, gastronomías y recetas es otra forma de conocer todos los
rincones del planeta.

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De viaje con Blog
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