Habíamos leído varias veces sobre el restaurante La Postal, de Segovia. Que si sus maravillosas vistas de la ciudad del acueducto, que si la calidad de la materia prima de su carta, que si la excelencia de un servicio y lo ajustado de los precios… Pero, sin duda, de lo que más nos habían hablado era de una original sala de su local: un vagón de tren en el que probar lo mejor de la carta de La Postal, en Segovia.
¿Un vagón de tren? Así es, parte del local es un pequeño y coqueto salón con todas las comodidades montado en un vagón de tren anexo al edificio. Permite vivir la experiencia de degustar la carta en ese espacio más íntimo, recogido, y con mesas para dos y cuatro personas, únicamente.
Esto ya hace que la experiencia sea interesante, pero a ello hay que sumar una carta que, sin olvidar la tradición de la gastronomía segoviana, apuesta por sabores nuevos, producto de primera calidad y presentaciones que, sin escatimar en cantidad, son bellas y llamativas.
Aprovechamos para hacer una comida en los días previos a la Navidad que se alargó durante tres o cuatro horas y nos hizo salir de allí con verdaderas ganas de regresar cuanto antes.
La comida del restaurante La Postal de Segovia
La carta del restaurante La Postal es rica, variada y apetecible. A los clásicos cochinillo y lechazo al horno de la zona se suman otra gran variedad de platos que buscan la originalidad, como el paté casero con confitura de frutas del bosque, las croquetas de cecina y senderuelas y un capítulo de degustaciones individuales que tenemos proyectado probar cuanto antes.
Como éramos cuatro, decidimos optar por varios platos al centro, para así degustar distintas propuestas. Comenzamos por un aperitivos de la casa, un pastel de pescado que completamos con un pequeño plato de jamón de pato (uno de los comensales era alérgico al primero), todo cortesía de la casa. Ya estos entrantes nos hicieron ver que la comida iba a ser todo un éxito.
Abrimos la comanda con un paté casero, que es absolutamente delicioso: casi una mus de intenso sabor que se deshace en el paladar y anima a comer hasta agotar el pan que traen a la mesa.


Una mesa de platos al centro
No pudimos dejar de caer en la tentación de las croquetas de cecina y senderuelas. Cremosas, sabrosas y de un tamaño muy generoso, vienen aproximadamente una decena y nos supieron a poco. Aunque a estas alturas ya estábamos hartos de comer, habríamos comido unas cuantas más si estuvieran en el plato. Son unas firmes candidatas a entrar en nuestro ranking de croquetas de España, aunque volveremos a probarlas para confirmarlo.
Dos entrantes más completaron la primera parte de nuestra comida en La Postal de Segovia: un revuelto de langostino y cebolla en dos texturas que fue, quizá el plató que pasó más desapercibido; y unos huevos rotos con patatas en texturas y trufa blanca y negra que casi nos hace salir rondando del restaurante. Este último plato estaba fuera de carta y nos pareció una buena sugerencia del camarero, que estuvo fantástico a lo largo de toda la comida.
El capítulo de salados se cerró, como no podía ser de otra manera, con una porción de cochinillo para compartir que nos sirvieron ya dividido en cuatro cortes y que se pone a la cabeza de los distintos cochinillos que hemos probado en Segovia.


Los postres: una auténtica sorpresa
A estas alturas de la comida en el restaurante panorámico La Postal de Segovia ya no nos cabía un alfiler en el estómago. Pero las comidas de celebración no pueden serlo si no se acaba poniendo una nota dulce sobre la mesa.
Abrimos la carta de postres y no solo pedimos una o dos de las propuestas de la cocina, sino que nos animamos a probar cuatro distintos.


Destacamos, sobre todos, el sorbete de piña y coco y el helado de mango casero, su ralladura y teja y tierra de frutos rojos. Eran frescos, muy desengrasantes, generosos y atrevidos.
En la mitad de la tabla de nuestro ranking particular quedó la tarta de zanahoria con chantilly de queso y helado de mandarina y, quizá, el postre más discreto fue la tarta de queso cremosa con kranfil de caramelo y espuma de limón y genjibre.


Precio y opinión de La postal de Segovia
Con vinos y otras bebidas incluidas, la cuenta de nuestra comida en La Postal de Segovia no superó los 150 euros entre cuatro personas. Conociendo los precios de la zona y comparando las calidades y las particularidades de los platos, consideramos que es un lugar no solo ideal para celebraciones especiales, sino para acudir de vez en cuando.
Es un restaurante que nos gustó y en el que queremos repetir, sobre todo para probar el capítulo de degustaciones particulares, que deben ser donde, creemos, el chef deja más espacio a la creatividad.
Todo ello, sumado al exquisito trato del servicio y a la maravillosa experiencia de comer en el vagón de tren o ante las maravillosas vistas panorámicas de Segovia lo convierten en uno de los restaurantes más populares de la ciudad. Nosotros lo recomendamos y estamos deseando volver a La Postal.
